sábado, 11 de agosto de 2007

La propuesta contributiva de Luis A. Fortuño

Recientemente el aspirante a la gobernación por el PNP, Luis A. Fortuño, delineó ante el Rotary Club de San Juan su propuesta para una reforma contributiva que fuera desplegada con grandes titulares por la prensa convencional del país.

Ha habido varias reacciones a la misma. Aquí le reproducimos la opinión de Elías Gutiérrez, Economista y Director de la Escuela Graduada de Planificación de la UPR, la que fuera publicada en su BLOG, el cual se publica en Yahoo.com.

La Oferta de Hoy: Todo a Cambio de Nada
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El problema de la economía de Puerto Rico consiste en que el capital productivo acumulado por vía de ahorro interno es insuficiente para sostener un ritmo de crecimiento de la producción que eleve el nivel de vida. El gobierno ha tratado por décadas de compensar la insuficiencia ocupando el espacio. Ha ocupado el espacio en el mercado laboral con el fin mantener la tasa de desempleo a niveles tolerables. La política anticíclica, dirigida a estimular la demanda agregada de la economía mediante el gasto público, se ha convertido en permanente. Mientras tanto, el tamaño relativo del sector público ha crecido a tal tamaño que asfixia al resto de la economía y produce efectos contrarios al objetivo. El País se echo adicto a esta intervención permanente y creciente del gobierno. La adicción es tan intensa que los políticos no pueden proponer medidas fiscales responsables porque el ataque y la demagogia resultante resulta ser letal para las ambiciones de elección o reelección. De ahí que las propuestas que lanzan regularmente al debate carecen de seriedad.

En un discurso pronunciando ante el Rotary Club de San Juan, el candidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista, Luis Fortuño presentó ayer una propuesta de reducciones de impuestos que, según él, costará al erario $1,700 millones

La reducción de impuestos prometida sería financiada exclusivamente por ahorros generados directamente por la congelación de plazas en el gobierno, control de gastos públicos e indirectamente por los aumentos en recaudos que produciría el estímulo que percibiría la economía al reducir los impuestos.

La propuesta del candidato en la primaria del Partido Nuevo Progresista (PNP) es más bien la expresión de un deseo. Un deseo que, dicho sea de paso, yo comparto. Pero ese deseo no ha sido acompañado de un plan con viabilidad fiscal. Ni siquiera reconoce la raíz limitante de la estructura económica de Puerto Rico.

La receta presentada por el licenciado Fortuño puede funcionar en economías capitalistas maduras, como la de los EE UU, porque cuentan con una base de capital productivo en existencia. Esa plataforma de producción, al ser liberada de una buena parte del peso que representa el gobierno, resurge y genera producción, puestos de trabajo adicionales e ingresos. De hecho, la estrategia ha funcionado anteriormente con gran éxito. Funcionó, por ejemplo, bajo la administración de los presidentes Kennedy, Reagan y bajo el actual presidente Bush.

Desafortunadamente, Puerto Rico aun no cuenta con una plataforma de producción en la escala y extensión requerida para que la estrategia que propone el licenciado Fortuño pueda funcionar. Los políticos se han encargado de erosionar la plataforma de producción que el país había logrado edificar. El daño ejercido sobre el sector industrial manufacturero es el mejor ejemplo. No obstante, el sector manufacturero es financiado fundamentalmente con ahorros externos.

Los ahorros internos son escasos. El consumo predomina. El gasto sostiene la demanda agregada. De esa demanda agregada, la porción que contribuye el gobierno es predominante.

Para complicar el panorama, la erosión de la plataforma que provee el potencial de producción del país es impedida por el esquema fiscal de impuestos. El mismo castiga el ingreso proveniente del esfuerzo productivo, castiga el ahorro, hace difícil la inversión y redistribuye el ingreso de forma ineficiente.

Si el licenciado Fortuño propusiera la sustitución del impuesto sobre el ingreso por un impuesto sobre el valor añadido, otro cantar sería. Esa sería una propuesta digna de ser evaluada. Pero prometer rebajas en la carga contributiva y luego decir que puede financiarse mediante la congelación de plazas en el gobierno central, es simplemente falso. La aritmética no da para eso.

Recuérdese que el gobierno central aun no ha logrado cuadrar el presupuesto y deshacerse el déficit estructural que le caracteriza. Todavía no se ha saldado la deuda extra constitucional, v. gr., ilegal, que acumularon las administraciones del gobernador Reselló, et al.

Ya el gobernador Aníbal Acevedo Vilá, siendo candidato a la gobernación, se quemó con la antorcha que ahora enciende el licenciado Fortuño. Es bueno recordar que Acevedo Vilá propuso una serie de medidas que excluían la posibilidad de establecer un impuesto sobre las ventas (compras), que luego se vio obligado a aceptar."

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